Como cada nuevo amanecer un pensamiento llegaba a mí, el tiempo que el
infierno me había condenado a este lugar.
Llevaba en aquella oscura mazmorra 13 largos años, un habitáculo
que llegaba a 40 grados de calor y a un frio de menos 40 grados, así aprendí a
contar las estaciones, para saber si era de día o de noche, solo oía los
quejidos de mis compañeros de habitaciones paralelas.
Así descubrí que a mi derecha habitaba un ser cuyo alma yo había
encarcelado hace ya más de 100 años y que aullaba al llegar la luna y noche.
A mi izquierda un ser al que se alimentaba con ratas al
igual que yo y aunque no le conocía descubrí que cuando el señor del aullido
despertaba, él también lo hacía con sed.
Frente a mi habitáculo había un anciano, un auténtico
monstruo que lloraba por su nieta, durante unas 18 horas, luego al igual que el
ser de la izquierda y yo, comía ratas.
13 años sin pensamiento de escapar, sabiendo que el infierno
me había condenado y que el cielo me había abandonado a mi suerte.
Solo había una persona, con la que había mantenido ciertas
conversaciones pero tras largos meses, pensé que eran sueños.
Alguien llamado Noche, llegue a pensar que estaba loco, que
en mi locura había encontrado en mi cabeza un deseo inamovible, de paz.
En el año 13 de mi encarcelamiento, dejo de hablarme,
desapareció.
No la localizaba, creo que llegue a amar a que ser mental…………….eso
pensé.
Mis sueños eran musicales, si musicalmente loco, o eso
pensaba hasta ese día.
Oí susurros al otro lado del pasillo, no sabía que pasaba y
de pronto el cerrojo de la puerta se abrió.
Una mujer bella de tez blanca y cabello negro como la noche apareció
frente a mí, sus ojos refulgían y sus labios, rojos como la sangre parecían sonreír
en una mueca de calor, que la confería una expresión deliciosamente maliciosa.
No dijo nada, pero escuche en mi cabeza, como me pedía que
la siguiera.
Luego abrió los cerrojos de las otras prisiones, un hombre
demacrado, salió del lazo izquierdo, era un Nosferatum viejo como el papel,
frente a mí una criatura del propio infierno vieja y demacrada pero viva, una Arpía
macho la más sanguinaria de su especie y el ultimo en aparecer fue el aullador,
un ser humano pero sus ojos eran de lobo.
Ella nos miró, y con un gesto nos hizo seguirla.
Pasamos por largos pasillos llenos de celdas, era una cueva,
no era la propia entraña de la tierra dura y fría la que nos había cobijado
durante todo este tiempo.
Nos hizo subir hacia un lugar, donde la luz nos cegó aunque
no había luz, era más claro que nuestra profunda oscuridad, nos metió en una
especie de camioneta o furgón, y arranco.
Cuando despertamos íbamos por la realidad humana, olía a
aire fresco, de la tierra.
Luego la luz era cegadora, el aullador, señalo unas gafas de
sol y todos nos las pusimos excepto el Nosferatum que se quedó en lo más profundo de las sombras, como un murciélago
suspendido de sus patas.
El resto, seguimos en silencio, hasta que ella paro en un
hotel de carretera.
Nos abrió la puerta y entramos en una habitación, hasta la
noche dijo, y se fue.
¿Éramos libres, esto era un sueño?
Vi una cama, y me tumbe……………………..solo sonaba una
cancioncilla en mi loca cabeza.
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