lunes, 21 de noviembre de 2016

HISTORIA DEL CAZADOR DE ALMAS-CAPITULO 1- LLEGADA A STONEHEANGED



Capitulo 1


La llegada a stonehenged.
Convencí a mis dos amigas, Amelia y Claudia para que vinieran conmigo a Gales, pero al final solo fuimos Claudia y yo, Amelia había empezado a trabajar y no pudo escaparse a finales de Octubre comienzos de Noviembre.
La llegada fue como todas, las llegadas a algún aeropuerto internacional, todo nuestro afán era que no nos hubieran perdido las maletas.
Hubo suerte, las maletas llegaron bien a Cardiff.
Cogimos un tren,  hasta Salisbury y bueno dormimos un buen rato, luego llegamos y buscamos a Mary Anna, que tardo muchísimo, mientras esperábamos fuimos a visitar la catedral, en ese momento tenía que haber vuelto a casa, pero no dije nada a mis amigas ya que yo había sido la que tanto había insistido en ir, en la catedral mientras esperábamos, vi a un monje que me pareció raro, mi amiga Claudia no paraba de mirar los techos de la catedral como fascinada, yo seguí al monje con la mirada, hasta que este se sentó.
Me pareció raro pero le oía reírse, reírse, cada vez más fuerte, así que me acerque para decirle que dejara de reírse y de pronto aquel monje dejo de ser un monje era una mueca horrenda y con una mano que parecía una garra me cogió la mano, me conseguí soltar y caí contra el suelo.
Mi amiga Claudia seguía absorta en el techo y una señora mayor vino a ayudarme, me miro muy seria y me dijo- ya saben que estas aquí-.
 Me incorpore pero ni el monje ni la señora estaban en la catedral, cogí a Claudia y la dije que mejor esperábamos fuera.
Pronto llego Mary Anna, con ese pelo rojo y esa sonrisa deslumbrante, madre mía cuando llego me miro muy seria y dijo:- Lorena, eres blanca pero pareces papel ¿estás bien? – yo asentí y Claudia soltó:- llevamos sin comer horas, eso es mortal ¿cuándo vamos a ver a tus amigos esos que tienes druidas?- tanto Mary como yo comenzamos a reír, y se me olvido lo del monje y la señora.
Estábamos en la ciudad de las piedras, lo que siempre había soñado, era real y ninguna alucinación me lo iba a arrebatar y menos por hambre. 

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