domingo, 6 de noviembre de 2016

EL HUESPED DEL SEVILLANO- ZARZUELA.



Sinopsis 

En la imperial ciudad de Toledo, y a principios del siglo XVII, sitúan sus autores la acción de esta zarzuela. Sobre el mismo marco que el inmortal Miguel de Cervantes imaginara para su obra «La ilustre fregona» han urdido Reoyo y Luca de Tena una trama ingeniosa y llena de originalidad. Plazuela en la que se encuentra enclavada la espadería de maese Andrés Munestein. Es su cliente Juan Luís, un joven pintor de la corte, que tiene el encargo del rey para que pinte una Virgen Inmaculada con destino al Real Oratorio. El artista espera encontrar en Toledo la modelo que le sirva para realizar su obra. Conoce a Raquel, mujer de belleza extraordinaria e hija de maese Andrés Munestein. Efectivamente, queda prendado de su belleza; es la mujer que busca para su cuadro. El conde don Diego, aprovechando la salida de la joven Raquel de su casa, camino de la iglesia, la hace su prisionera, llevándosela al Mesón del Sevillano, en espera de la ocasión para sacarla de la ciudad. El rapto de Raquel llena de indignación a Juan Luís, que está enamorado de ella. Constancica, moza del mesón, pone al corriente a Rodrigo, criado de Juan Luís, de todo lo que sabe respecto a la situación de Raquel: don Diego y sus secuaces preparan la fuga, huirán de la ciudad llevándose a su víctima. La llegada al mesón de un fraile encargado de transportar en una acémila varios hábitos con destino a su convento, le da la idea a Rodrigo de robar uno y disfrazarse de religioso para no despertar sospechas... La figura de Miguel de Cervantes está presente en el mesón como huésped. Confunde a Constancica con una gran señora disfrazada de fregona, y al darse cuenta de su error, surge en su mente la idea de escribir, como así lo hizo, su novela ejemplar. El pobre Rodrigo es descubierto por el conde y sus hombres, quienes se disponen a apalearle. Es en este momento cuando la justicia llama a la puerta del mesón. Los bandidos se ven descubiertos, y es Rodrigo quien les promete salvarles si le indultan del apaleamiento. Ellos acceden y Rodrigo les hace que se disfracen también de frailes. Así lo hacen, y cuando penetran los corchetes en el mesón, se encuentran con los cinco religiosos, falsos por supuesto, que se disponen a mortificarse como es costumbre en ellos, según indica Rodrigo, quien, cogiendo un vergajo, va atizando vergajazos a uno y otro aventurero, incluido don Diego, hasta hacerles ver las estrellas. Cuando ya se ha cansado de pegar, la entrada de Juan Luís hace ver toda la verdad a los representantes de la ley, que se llevan detenidos a los malhechores. Raquel y Juan Luís ya no se separarán jamás. El pintor hará su obra más completa: pintará el cuadro que el monarca le encargó, pondrá todo su arte al servicio de los deseos reales... y se quedará con el modelo para siempre. El huésped del mesón del Sevillano observa y capta la felicidad de unos y otros y su mente comienza a trabajar: se está incubando una de las más grandes obras literarias que escribiera el Príncipe de los ingenios. 

Esta famosa zarzuela de Guerrero, llena de momentos musicales que pasaron enseguida al acervo popular como piezas independientes, se inicia con un preludio hecho según los mejores patrones del género, en donde alternan los momentos graves construidos sobre melodías tocadas al unísono y los momentos de farándula. Pronto se introduce el coro que permite a Ginesa cantar “Igual que mi cantarillo” en un acto de presentación no exento de lirismo, hecho de las voces de solista y coro entrecruzadas. A continuación oímos el famoso canto “Fiel espada triunfadora” convertido en piedra de toque de cantantes españoles, basado en una melodía muy rítmica en la que la orquesta marca los tiempos fuertes y el coro da el contrapunto necesario para que el solista reinicie la canción. Un aire grave introducido por la campana da pie para la romanza de la soprano “Cuando el grave sonar de la campana” que luego deviene en dúo con el tenor que alterna con la soprano el decir la frase “Castellana, toledana”, usada como estribillo que irá apareciendo a lo largo del desarrollo dramático y que está hecho de temas populares muy cercanos a la jota. Asistimos luego al brioso dúo de soprano y tenor “Insolente presumido” que luego se serena con la frase “Moza la toledana”. Llegamos a uno de los brillantes números cómicos de la obra, el pasacalle de lindos y feos “No me seas esquivo” simpatiquísimo tanto por la situación como por la música. Y finaliza el acto con un número en que se “masca la tragedia” que se avecina y presiente. En el segundo acto, tras una sugerente introducción, nos damos de lleno con el coro de lagarteranas “Corred más” un tipo de melodía popular de las que tanto y con tan buena mano usó Guerrero. Sigue otro delicioso número cómico entre tiple y tenor cómicos “Si tu fueras pastora” en que asimismo se retoman los temas populares. La romanza dramática de la soprano “La pena me hace llorar” sirve de nexo con otro número explosivo de raíz popular, una chacona “El brío y la ligereza”. Y ya en la cuesta debajo de la zarzuela escuchamos otro de sus números famosos, la romanza de tenor “Mujer de los negros ojos” con la que prácticamente termina la acción, aunque todavía queda tiempo para un recitado evocador y un tiempo de seguidilla popular.
El compositor 

El compositor Jacinto Guerrero Torres, nació en Ajofrín (Toledo) el 16 de agosto de 1895 y murió en Madrid el 15 de septiembre de 1951. Se inició en la música en su pueblo y desde 1904 en Toledo donde fue seise en la catedral y un “todoterreno” como intérprete, pues tocó instrumentos de viento, piano, órgano y violín, hasta que la composición de un HIMNO A TOLEDO propició la concesión de una beca y su traslado a Madrid en 1914. Fue violinista de la orquesta de Teatro Apolo y esto le sirvió para adquirir experiencia teatral y relaciones. Ha sido, junto con Alonso, un músico dotado para logros más importantes pero tentado por el triunfo fácil que le hizo compartir producción de obras muy dignas con otras arrevistadas o directamente revistas, causando con ello daño a la zarzuela. Su catálogo es impresionante, solo detallaré, las zarzuelas de las que conozco que han tenido trascendencia fonográfica, así LA ALSACIANA (1921), LA MONTERÍA (1922), LOS GAVILANES (1923), EL COLLAR DE AFRODITA (de esta obra aun conservo un disco de La Voz de su Amo grabado en 1927, de 78 rpm en que Amparo Saus canta “Java faraónica” y Federico Caballé “Curva de mujer”, ambos dirigido por Guerrero) y MARÍA SOL (1925), EL HUÉSPED DEL SEVILLANO (1926), MARTIERRA (1928), LA ROSA DEL AZAFRÁN (1930), LA FAMA DEL TARTANERO (1931), EL AMA (1933) y EL CANASTILLO DE FRESAS (zarzuela póstuma terminada por amigos del compositor y estrenada en 1951). Compuso para Fleta la canción MI VIEJA que estrenó el gran tenor en el Teatro Apolo y que también ha grabado Marcos Redondo. Con este simple detalle, se ve como, salvo “El Canastillo” la producción importante de Guerrero terminó en 1933, por eso digo que desaprovechó su inspiración en cosas menores que privó a la Zarzuela de otras composiciones de más calado. 

Los libretistas 

Juan Ignacio Luca de Tena y García de Torres, nació en Madrid el 23 de octubre de 1897 y murió en Madrid el 11 de enero de 1975. Licenciado en Derecho, dramaturgo y periodista, destacando en esta faceta como Director de ABC y Blanco y Negro. Tuvo una alta significación política por su posición en los medios de comunicación, pasando de una cruda oposición a la república a una amigable convivencia con Franco pese a su amistad con Don Juan de Borbón. En su producción escénica destacan ¿QUIEN SOY YO?, ¿DONDE VAS, ALFONSO XII?, LA OTRA VIDA DEL CAPITAN CONTRERAS (en colaboración con su hijo Torcuato) y DON JOSE, PEPE Y PEPITO. Para obras musicales escribió los libretos de las zarzuelas EL HUESPED DEL SEVILLANO, en colaboración con Enrique Reoyo, musicada por Guerrero, y EL EMIGRANTE, música de José María Franco. 

De Enrique Reoyo y Herrera no he conseguido saber donde y cuando nació y según el Diccionario de la Zarzuela murió en San Lorenzo del Escorial el 1 de enero de 1938. Por esa fuente y una pequeña reseña en un apéndice del Espasa sabemos que fue autor en 1909 de EL PRIMER NOVIO, en colaboración con Diego San José, de una obra de versos en 1914 HORAS TONTAS y de una obra para el teatro en colaboración con Paso LOS CIEN MIL HIJOS DE SAN LUIS, en 1918. Para el teatro lírico escribió varios libretos, siempre en colaboración, destacando LA LEYENDA DEL BESO, de los maestros Soutullo y Vert y EL HUESPED DEL SEVILLANO, de Guerrero. Serafín Adame nos dice que fue médico en ejercicio, práctica que luego abandonó para dedicarse al teatro, cuya actividad y su vecindad en El Escorial con Luca de Tena propició la amistad y la colaboración.  


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