EL CEMENTERIO DE PÈRE LACHAISE Y LAS MISAS NEGRAS
Es probablemente el cementerio más famoso del mundo: aquí yacen escritores como Oscar Wilde, Honoré de Balzac o Paul Elouard y músicos como Jim Morrison o Edith Piaf. Pero esta necrópolis, situada al este de la capital francesa, no es sólo famosa por albergar una lista inacabable de personajes famosos sino también por guardar misterios y secretos aterradores. Según los rumores aquí se celebran con regularidad misas negras y ceremonias de ocultismo durante la noche. Hay quién dice, también, que algunas de las tumbas son pasadizos que acceden directamente a las Catacumbas.
De cualquier forma si visitas Père Lachaise durante el día no encontrarás nada raro. O quizás sí, porque son muchos los que atestiguan haberse cruzado en los parajes más solitarios del cementerio con un gato rojizo de gran tamaño, el fantasma oficial del cementerio. Pero no te preocupes, al parecer es totalmente inocuo
.
LAS CATACUMBAS DE PARÍS
Es uno de los secretos mejor guardados de la capital, tanto que, muchos parisinos pondrían lo ojos en blanco si escucharan que bajo las grandes avenidas y los majestuosos parques se esconde otra ciudad, una verdadera urbe subterránea en donde es posible encontrar casi de todo: salas de fiestas, búnkeres olvidados de la Segunda Guerra Mundial o expresiones artísticas de lo más variadas.No, no es broma, París cuenta con una de las redes subterráneas más extensas y mejor conservadas del mundo. Casi 300 kilómetros de túneles y galerías que son recorridos diariamente por un grupo clandestino de exploradores urbanos, los llamados catáfilos, una curiosa paleta de personajes entre los que se encuentran artistas, veteranos exploradores, jóvenes anti-sistemas y algún que otro famoso. ¿Su objetivo? Disfrutar de un mundo único en el que no existen restricciones ni prohibiciones, donde cada cuál puede expresarse libremente.
La historia de esta insólita ciudad subterránea se remonta a la Época Romana cuando comenzó la explotación de las canteras de piedra caliza para extraer los bloques para la construcción de la incipiente ciudad. Con el paso del tiempo esta red de túneles y pasadizos fue extendiéndose de manera anárquica hasta que en 1774 Luís XVI creó un departamento que se encargaba de su explotación y conservación. Posteriormente, los huesos de 6 millones de parisinos serán traslados a las canteras. De ahí su denominación actual de “Catacumbas”.
Durante la Segunda Guerra Mundial los alemanes descubrieron las ventajas de este espacio subterráneo construyendo búnkeres cuyas cámaras acorazadas son todavía hoy visibles. En 1955 se prohibió el acceso a las Catacumbas y sólo permanece abierta al público una pequeña parte de toda la red (apenas un kilómetro), que hoy en dia constituye una de las atracciones turísticas de la ciudad. Pero la prohibición no es obstáculo para que a partir de los años 70 y 80 los primeros exploradores comiencen a recorrer los intestinos de la ciudad sembrando el germen de un movimiento de apasionados de la cultura subterránea, los catáfilos.
Si tienes la suerte de encontrar uno de estos aventureros urbanos podrás realizar un insólito recorrido en el que podrás ver una reproducción del mural del artista Japonés Hokusai en la sala llamada La Playa, asistir a una fiesta en La Sala Z, admirar las pinturas de diferentes personajes cinematográficos como Jack Nicholson o John Travolta en Pulp Fiction en la Sala Sol o hasta pedir prestado un libro en su improvisada biblioteca.
NOTRE DAME Y SUS LEYENDAS DE DIABLOS
Cómo todas las catedrales de la Edad Media, Notre-Dame está rodeada de misterios y leyendas, como las de las gárgolas que decoran los desagües del famoso monumento. Estos monstruos híbridos, mitad bestias, mitad hombres cobrarían vida durante al noche para ahuyentar a las brujas y los demonios. Hay quién dice que a partir de la doce se oyen extraños ruidos en Notre-Dame, los de la feroz contienda que se desata entre las gárgolas y los malos espíritus.
Otra enigmática historia es la del joven aprendiz de cerrajero Biscornet, a quién se le encargó en el siglo XIII la concepción de las puertas laterales de la catedral, la puerta de Santa Ana. Abrumado por la difícil tarea que se le había encomendado, en una noche de desesperación, el joven pacta con el diablo su alma a cambio de conseguir terminar el forjado de las puertas.
A la mañana siguiente, Biscornet aparece dormido bajo las puertas con la obra acabada. El trabajo es merecedor de todos los elogios del gremio que le concede la condición de “Maître”. Sin embargo, el cerrajero no consigue encontrar la paz, atormentado por las pesadillas en las que diablo insiste en reclamarle el tributo pactado. Finalmente, apareció muerto en su cama bajo extrañas circunstancias. ¿Quién fue realmente el artífice de las Puertas de Santa Ana? En 1860 se ordena sustituir la obra de Biscornet. ¿Miedo al diablo
LA ÓPERA GARNIER Y SU FANTASMA
Garnier, también conocida como Ópera de París, es una de las referencias arquitectónicas de capital francesa. Muchos son los reclamos de este singular edificio: los atípicos frescos de Chagall en el techo, los bellos mármoles de Carrara y, por supuesto, su famoso fantasma: El Fantasma de la Ópera quién se supone vivió en los sótanos del edificio durante varias décadas. ¿Realidad o ficción? Repasemos la historia: el 28 de octubre de 1873 un joven y prometedor pianista es víctima del incendio que se desata en el conservatorio de la Rue Le Peletier, quedando su rostro totalmente desfigurado. Su prometida, una bailarina, pierde la vida en el mismo suceso. Inconsolable y brutalmente deformado se refugia en los sótanos del Palacio Garnier, entonces en plena construcción, consagrando su triste existencia a terminar su pieza maestra, un himno sobre la muerte y el amor, pero también a vengar su fatalidad aterrando a los trabajadores de la Ópera.
Una trágica y romántica historia de amor de, en apariencia, dudosa veracidad. Sin embargo, varios estudiosos sostienen lo contrario. Ciertos sucesos inexplicables acaecidos durante la época en la que supuestamente el atormentado fantasma recorría los pasadizos y sótanos de la Ópera parecen confirmar que algo raro pasaba entre bastidores:
El 20 de Mayo de 1896, durante una representación de Fausto, la gran araña central se desprendió del techo matando a un espectador que curiosamente ocupaba el asiento número 13. Posteriormente un tramoyista fue encontrado ahorcado y una bailarina murió en extrañas circunstancias tras precipitarse desde una galería.
Lo más extraño de todo, la joven soprano Christine Daaé juró haberse encontrado cara a cara con el enigmático Fantasma de quién recibió clases de canto. Última anécdota insólita, se han hallado documentos que acreditan que los directores de la época eran chantajeados por un misterioso individuo que les exigía que la cabina número 5 estuviera siempre reservada para él. Esta cabina es aun visible en el edificio de la Ópera. Con o sin fantasma la Ópera Garnier no te defraudará
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario