Las Sefirot
Ein Sof
1
Todo lo visible, y todo lo que puede ser aprehendido por el pensamiento está limitado.
Todo lo limitado es finito. Lo que es finito es no indiferenciado. A la inversa, lo ilimitado
se denomina Ein Sof, Infinito. Es la absoluta indiferenciación, en la perfecta unidad
invariable. Puesto que es ilimitado, nada hay fuera de él. Puesto que trasciende y se oculta a
sí mismo, es la esencia de todo lo oculto y lo revelado. Puesto que está oculto, es la raíz de
la fé y la raíz de la rebelión. Como está escrito “El que es justo vive por su fé”.1
Los filósofos reconocen que los comprendemos sólo por la vía del “no”.2
La diez sefirot son las emanaciones de Ein Sof. Constituyen el proceso por el cual todas las
cosas llegan a existir y desaparecen. Le confieren su energía a todas las cosas existentes que
pueden ser cuantificadas. Puesto que todas las cosas llegan a existir por medio de las
sefirot, difieren unas de otras, pero sin embargo todas derivan de una misma raíz. Todo
proviene de Ein Sof, no existe nada fuera de él.
Uno debería evitar forjar metáforas respecto de Ein Sof, pero para que se comprenda, puede
compararse a Ein Sof a una vela, a partir de la cual cientos de millones de otras velas son
encendidas. Aunque algunas brillan más que otras, comparadas con la primera luz todas son
lo mismo, todas derivan de aquella primera fuente. La primera luz, en efecto, no puede ser
comparada con todas las otras. Ni puede su importancia ser comparada con la de aquélla,
pues las sobrepasa. La energía de estas luces emana de ella, y sin embargo, ningún cambio
tiene lugar en ella. La energía de la emanación simplemente se manifiesta a través de la
diferenciación.
Ein Sof no puede ser concebido por la mente, ciertamente no puede ser expresado, aunque
está implícito en todas las cosas, pues nada hay fuera de él. Ninguna legra, ningún nombre,
ninguna escritura, nada puede limitarlo. Las Escrituras testifican que nada hay fuera de él:
“Yo Soy El que Soy”.3 Ein Sof no tiene voluntad, ni intención, ni deseo, ni pensamiento, ni
habla, ni acción. Y sin embargo, nada hay fuera de él.
1 Habacuc, 2:4
2 Mediante la negación del concepto. La teología negativa intenta despojar a Dios de todos sus atributos, para
acercarse a la esencia divina indefinible. Los cabalistas hablan de la “nada divina”. Un cabalista, David ben
Judah he-Hasid, en su Libro de los Espejos (Sefer Marot ha Tsaveot), llama a Dios “Lo” (no).
3 Éxodo 3:14Azriel de Gerona (S.XIII). Comentario sobre las diez sefirot, en Meir ibn Gabbai, Derekh
Emunah. Varsovia, 1850. 2 b-c, 3 a-d.
R. Meir ben Ezequiel Ibn Gabbai fue un cabalista español, nacido en 1480/1. No se sabe
mucho acerca de su vida. Evidentemente vivió en Turquía y murió después de 1543, quizás
en la tierra de Israel. Escribió varios libros, incluyendo los siguientes: 1. Tola'at Ya'akov
escrito en 1507, se ocupa de la oración; 2. Derej Emunah escrito en 1539, esencialmente
un libro de preguntas y respuestas sobre las Sefirot, basado en Sha'ar ha-Seol, por Azriel
de Gerona.
Ein Sof
2
Primero,
debería saberse que el Creador, Ein Sof, es la causa de las causas. El cambio y la
mutabilidad, la forma y la multiplicidad, no se aplican a él. La palabra “uno” es usada
metafóricamente, pues el número uno existe por sí mismo y es el principio de todos los
números. Cada número está contenido en él en potencia, mientras que éste es inherente a
cada número en acto.
El Creador es denominado Uno por este aspecto: Ein Sof está presente en todas las cosas en
acto, mientras que todas las cosas están presente en éste en potencia. Es el principio y la
casusa de todo. De esta forma, la unidad ha sido atribuida al Creador; nada puede ser
añadido a esta unidad, o quitado de ella. Ein Sof es un ser necesario4
, tal como el número
uno es necesario para todos los números, pues sin él ningún número puede existir. Si el
número uno desapareciera, todos los otros números desaparecerían, mientras que si todos
los números desaparecieran, el número uno no desaparecería. Tal es el poder del Uno.
Así ocurre con el Creador de Todo, que impulsa y sostiene la existencia. Si una acción
fuese anulada, el actor no sería anulado, pues Ein Sof no necesita nada. Si la existencia
fuese anulada, Ein Sof no sería anulado, pues no necesita espacio, y existe por sí mismo.
Más aún, deberías saber que Ein Sof emanó sus sefirot a través de las cuales llevó a cabo
sus acciones. Ellas sirven como recipientes para las acciones que derivan de Ein Sof en el
Mundo de la separación. De hecho, su existencia y su esencia se difundieron a través de
ellas.
Estos atributos poseen nombres imborrables:5 Keter (Corona) es llamada Eheyeh, Hojmah
(Sabiduría) se llama Yah, Binah (Entendimiento) se llama YHVH con las vocales de
4 A diferencia de los otros seres, cuya existencia es meramente contingente.
5 De acuerdo con la tradición rabínica (Talmud Babli, Shevuot IV, 35 a), ciertos nombres divinos, una vez Elohim, Yesed (Compasión), se llama El, Gevurah (Poder) se llama Elohim, Tiferet
(Belleza) se llama YHVH, Netsaj (Eternidad) se llama Tsevaot, Iesod (Fundamento) se
llama Shadai o El Hai, Maljut (Reino) se llama Adonai.
Estos nombres son las sefirot. No es que los nombres sean meramente atribuidos a las
Sefirot, sino que los nombres SON las sefirot. Estos nombres sefiróticos son los nombres
de Ein Sof, de acuerdo con sus acciones. Ein Sof no se identifica con Keter (Corona) como
muchos pueden pensar. Antes bien, Ein Sof es la causa de Keter, Keter es causada por Ein
Sof, causa de causas. Ein Sof es la causa fundamental de todo lo que existe, no hay mayor
causa que éste. El resto de las emanaciones son creadas a partir de Keter. Esto no
contradice el hecho de que Keter se cuenta como una de las sefirot. Se considera una de las
diez, similar a las emanadas. A causa de su elevación, sin embargo, Keter no se revela a sí
misma en la totalidad emanada de las diez. La década se completa con la inclusión de Daat
(Conocimiento)6
Es inapropiado decir de Ein Sof “Bendito sea”, “Glorificado sea” o expresiones similares,
pues él no puede ser bendecido, alabado o glorificado por otro. Por el contrario, es él quien
bendice, alaba, glorifica y da vida desde el primer punto de su emanación al más lejano.
Antes de la formación del Universo no tenía necesidad de emanación. Estaba oculto en su
sagrada, pura simplicidad. Ninguna letra, vocal o imagen puede aplicársele, pues aún Keter,
el principio de la emanación, está desprovisto de nombre y de imagen, letra o vocal. Cuánto
más ocurrirá con Ein Sof, al cual no podemos describir, del cual no podemos hablar, del
cual no podemos postular juicio o compasión, emoción o enojo, cambio o límite, sueño o
movimiento, o cualquiera otra cualidad, antes de la emanación o ahora.
En el principio Ein Sof emanó las sutiles emanaciones, esto es, las diez sefirot, las cuales
sirven como recipientes para las diez esencias. Dentro de estas así llamadas sefirot se
encuentra el juicio y la compasión, y las otras acciones mencionadas arriba, las cuales no
podemos atribuir a Ein Sof, y están profundamente unidas a él.
Ninguna imagen puede aplicarse a ellas, ni siquiera un punto, sino que estaban unidas a él.
Luego, Ein Sof emanó un punto de sí mismo, una emanación. Ésta es Keter, llamada AIN,
la Nada, a causa de su extrema sutileza.
A partir de Keter emanó un segundo punto, en una segunda revelación. Ésta es Hojmá
(Sabiduría), denominada también YESH (Ser), pues es el principio de la revelación y la
existencia. Se llama YESH ME-AYIN: El Ser a partir de la nada. Como éste es el principio
del Ser, y no el Ser mismo, se requiere un tercer punto para revelar lo que existe. Éste es
Biná (Entendimiento).
escritos, no pueden ser borrados, a causa de su sacralidad intrínseca. La lista talmúdica es casi la misma que
cita Cordovero.
6 Daat, Conocimiento. Armoniza Hojmá y Biná, y no se considera una sefirá separada sino más bien un
aspecto externo de Keter.A partir de estas tres sefirot, emergieron las seis dimensiones de la Providencia, la Sefirot,
desde Hesed (Compasión), hacia abajo. Primero, Hesed emanó de Hojmá, luego Gevurá
emanó de Biná, luego Tiferet (Belleza) emanó de Keter. La revelación de estas tres provino
de Biná, pero las raíces esenciales de Hesed y Tiferet derivaron de Hojmá y Keter
respectivamente. Ocultas dentro de estas tres estaban Netsaj (Victoria), Hod (Esplendor) y
Iesod (Fundamento). Netsaj fue revelada a partir de Hesed, Hod de Gevurá y Iesod de
Tiferet. Maljut (Reino) emanó junto con las seis dimensiones.
El proceso de emanación puede ser descripto de tres formas diferentes, cada una de ellas
verdadera.
Moisés Cordovero (S. XVI), Or Neerav. Ed. Yehuda Z. Brandwein. 6:1 [42 a-b, 53a -45a);
6:2 [45a-46b], 6:3 [47a-48b], 6:4 [49a-51b] 6:5 [51b-53b] 6:6 [55a-b]
Las Sefirot
1
En el principio Ein Sof emanó diez sefirot, que constituyen su esencia, unidas a él. Ellas y
él son enteramente uno. No hay cambio o división en el emanador, que justificaría afirmar
que está dividido en partes (que serían las distintas sefirot). La división y el cambio no se
aplican a él, solo a las sefirot externas.
Para ayudar a concebir esto, imagínese una corriente de agua que fluye a través de
recipientes de distintos colores: blanco, rojo, verde, etc. Cuando el agua pasa a través de
estos recipientes, parece cambiar al color del recipiente, aunque el agua en sí no tiene
ningún color. El cambio en el color no afecta al agua, solo a nuestra percepción del agua.
Así ocurre con las sefirot. Son recipientes conocidos, por ejemplo, como Hesed. Gevurah, o
Tiferet, cada una coloreada de acuerdo a sus funciones, blanco, rojo y verde
respectivamente, mientras que la luz del emanador (su esencia) es el agua, que no tiene
color en absoluto. Esta esencia no cambia, solo parece cambiar a medida que fluye a través
de los recipientes.
Mejor aún, imagínese un rayo de sol que pasa a través de un vidrio de diez colores
diferentes. El rayo de sol no posee color, pero parece cambiar de color a medida que pasa a
través de los diferentes colores del vidrio. La luz de color irradia a través de la ventana. La
luz no ha cambiado esencialmente, aunque así le parece al espectador.
Así ocurre con las sefirot. La luz que se viste de los recipientes de las sefirot es la esencia,
como el rayo de luz. La esencia no cambia de color en absoluto. No tiene juicio ni compasión, ni derecha ni izquierda. Sin embargo, al emanar a través de las sefirot (el vidrio
de colores variados) prevalece el juicio o la compasión.
Moisés Cordovero (s. XVI) Pardés Rimonim. Jerusalem, Mordejai Eryah, 1962. 4:4. 17d-
18 a
2
La Mente Divina
Es inadecuado investigar la esencia de las primeras tres sefirot, pues constituyen la Mente
Divina, la Sabiduría y el Entendimiento. Es además inadecuado investigar la esencia de la
sustancia oculta que crea todo lo que existe. Pues es uno con su Voluntad, Sabiduría y
Entendimiento –sus cualidades esenciales-. Sin embargo, no es erróneo para nosotros
explorar a partir de Hesed y Gevurá hacia abajo, pues estas cualidades han sido emanadas
para guiar a los seres inferiores. Quienquiera que las explore exhaustivamente, es
recompensado por su celo.
Moisés Cordovero (s. XVI) Pardés Rimonim. Jerusalem, Mordejai Eryah, 1962. Id
gracias por la aportación.
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