jueves, 17 de abril de 2014

La búsqueda de un juego: La maquina



Todas las noches salía a la misma hora, por la ventana, buscando un juego, lo había visto en internet, había leído los comentarios de usuarios  y eso le había hecho ir a un local en  una de las peores zonas de la ciudad, se trataba de un local de juegos, la flor de azar, era un local vulgar, dividido por dos zonas adultos y niños, en el local de adultos la gente jugaba desde tragaperras a apuestas de caballos, de perros, de lo que se pudiera apostar,  en la zona de niños era un recreativo.
Su  adicción a los juegos de guerra le había hecho llegar hasta ese lugar, no era un buen barrio, y la gente le era por completo indiferente.
Entro en el local, se quedo mirando alrededor y fue a la zona infantil, no había ninguna maquina, ninguna, hasta que se dio cuenta de que había una pequeña escalera que bajaba a un sótano.
En ese sótano había una maquina, estaba sola en el sótano, el bajo, las monedas no valían, necesitaba una llave así que subió a buscar al encargado del local, este era un tipo extraño, llevaba una coleta sujetando un pelo liso y de color gris, tenía una cicatriz que le surcaba la cara, estaba apoyado en la puerta, no se había dado cuenta al entrar, igual que no había visto lo lleno que estaba este local, había chicos jugando en todas las maquinas, y una especie de niebla,  como si alguien fumara, a él le daba lo mismo, así que fue a hablar con él y le pidió la llave, el tipo hizo una mueca como una extraña sonrisa, le pidió un billete de 5 € y le dio una tarjeta en forma de llave, lo acompaño y la introdujo en la maquina.
Le dijo que cuando acabara le llamara, y le dejo solo, hasta este momento no se dio cuenta de que en aquel sótano todo estaba vacío.
Hasta que no se sentó curiosamente la maquina no se encendió, pronto allí estaba jugando a aquel juego en el que era un superviviente en un holocausto nuclear, poco a poco fue pasando pantallas, y pantallas, hasta que llego a un nivel muy difícil, aquella pantalla parecía no tener fin, apenas le quedaba munición y ya no tenía vidas, de pronto aquellos monstruos pútridos que salían de las cloacas  le empezaron a rodear, hasta que ya no tenía escapatoria, y murió.
De pronto se sobre salto, parecía que se había quedado dormido jugando,  sin embargo aquel lugar donde se despertó era igual al del juego, pensó que estaba durmiendo y quiso despertarse,  había como una ventana pequeña por la que vio llegar al encargado de los recreativos, y sacar la tarjeta, le grito para que no hiciera eso, pero el tipo la saco y apago la luz,  todo quedo a oscuras, el mundo en el que estaba era el del juego, y sabia que en cuanto la luz se pusiera de color naranja los monstruos saldrían a comer, así que corrió hacia un montículo, donde encontró a unos chicos con un pequeño portátil, se presento y ellos le saludaron como si le conocieran, se presentaron y el los recordó, todos eran del chat de juegos, todos eran los que le había recomendado aquella maquina, uno de ellos un paliducho con una cresta de color amarillo, le dijo:
Bienvenido ahora sí que vamos a jugar, todo el tiempo que queramos.
Entonces se dio cuenta que ya no podía salir del juego, ahora ese juego era su hogar.
En su casa la policía tomo datos, registro su desaparición, y al cabo de un año archivo su caso. 

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