CAPITULO III
LAS DIFERENCIAS SOCIALES
Una mañana más despierto entre
sudor. Aquí el tiempo es húmedo y frío, así que no se debe a la
temperatura del clima. El cuarto donde duermo es pequeño, era lo
único que encontré cuando llegue que no se subiera demasiado. No
sabia si mi trabajo duraría mucho tiempo y tampoco quería quedarme
sin los ahorros con los que había llegado. Aunque las personas
suelen llegar hasta aquí sin mucha ambición, la gran mayoría se
marcha en barco a otros lugares. Los lugares para alojar a los que
vienen por eso no son tan acogedores, de ahí que tienen lo
imprescindible para vivir el día a día. Mis sueños por entonces no
eran ser rico, ya que mi salario no era muy alto y me costaría
mucho tiempo ahorrar para llegar a tener mi casa propia en un lugar
como este.
Lo que me hubiera gustado eliminar eran
esos recuerdos de mi anterior trabajo. La más de las veces al
despertar. Me fui directo a la ducha para por lo menos quitarme los
restos de sudor, prefiriendo que los recuerdos fuesen tan fáciles de
eliminar.
Una de las cosas que he notado es que
las mujeres se fijan mucho en el olor, después de que la vista les
deje mirar más allá. Las damas de un esta tus más alto miran mucho
las ropas con las que te vistes, pero lo que no pueden disimular es
cuando sus ojos se posan en una persona atractiva. Se sienten muy
atraídas y si algo las impide seguir es la ropa y el olor.
Normalmente cerca del puerto no huele muy bien. El olor de los barcos
es muy fuerte y el de los marineros se parece mucho al de los barcos.
Se trata de personas que pasan mucho tiempo en lugares cerrados y no
tienen muchas posibilidad de tener mucha higiene.
Yo noto que cuando las señoras entran
para hablar y contarme sus problemas, las noto más tranquilas y
hasta gustosas de seguir sentadas hablando conmigo. En muchas
ocasiones yo no podría decir lo mismo, pero tengo que aceptar los
trabajos.
Mientras estaba desayunando sentí una
cosa muy extraña, era como si alguien estuviera observando me desde
atrás. Me volví lo más rápido que pude y allí no había nadie más
que yo, pero un extraño olor quedo en la pequeña cocina, era un olor
amargo y fuerte, muy parecido al que hay en el escenario de un
crimen.
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