viernes, 1 de marzo de 2013

Una balada mal entonada.




Una balada mal entonada.

Aquella noche volvió a sentarse frente a la televisión, era la novena taza de café que se tomaba, pronto la calle se quedaría en silencio, un silencio que no le gustaba y que le atraía cada vez más.
Noto como una mano se resbalaba por su hombro el frio le dejo casi congelado, lentamente levanto la cabeza, frente a él un enorme oso panda le observaba con una  sonrisa malévola, intento moverse hacia el lado izquierdo del sofá pero noto que en ese lugar había un enorme oso de color marrón, solo que los ojos de este oso eran oscuros y profundos, eran como el silencio en el que se extendía en la noche.
Quería levantarse pero su cuerpo ya no le pertenecía, formaba parte de aquellos muñecos, eran los muñecos de su infancia.
Levanto la mano, intentando respirar pero el aire se le escapaba a bocanadas, ahora sabía que estaba  hiperventilando.
Se dejo caer, en el silencio, frio y duro, se dejo llevar al lugar donde sus muñecos le protegían.
Tenía 17 años, el camino a casa de su padre pero se dio cuenta que allí no podía volver, no tenía a donde ir, camino en dirección a la estación de tren, pronto noto que a su lado iban sus dos ositos, le llevaban de la mano, frente a él una enorme casa señorial se había plantado frente a él, olor pútrido de pantano, no lo había olido nunca pero lo reconoció, una vez estuvo en un lugar donde nunca olvidaría haber estado.
El camino a la casa estaba jalonado de pequeñas hogueras, como si le señalaran donde debía ir, allí, frente a él.
Miro sus manos tenia a sus dos ositos cogidos de la mano, uno a cada lado, pequeños y medio descosidos.
De pronto una bella mujer le señalo la puerta, el entro, era bella, muy bella tanto como la noche, sus ojos eran tan negros e intensos que su corazón latía a cien por hora.
Los dos osos de su casa estaban a su lado, pero grandes, fríos, solo la tienes que desear y será tuya.
Mía, mía, mía ………………….la amo, la deseo, mía, mía, si quiero que sea mía.
Un cielo en el que no brillaban las estrellas se estremeció con un largo relámpago, luego un enorme trueno.
Será tuya, mi amigo- dijo el panda- pero has de darnos algo.
El asintió, asintió, ellos le devolvieron a su sofá, a su miedo, se despertó sobresaltado, sonaba el teléfono, era ella.
¿Que tendría que dar por el amor de ella? No, lo quería saber, daba igual, el miedo se le quito cuando escucho su voz, aquel olor de pantano desapareció, apareció el del sueño que tuvo, en el que olía a madreselva, a musgo y aire cálido, ella era el calor que el jamás sentía, con ella todo desaparecía, pero ella solo seria suya si pagaba lo que ellos querían, y que sería lo que ellos querían.
Miedo, sentía tanto miedo, lloro como un niño, mirando la televisión, miro a su alrededor el ruido de la calle volvía, el miedo se iba con la luz, ella tenía que salvarle de ellos, de la noche, si le amaba lo dejaría todo por él.
Un sincopado in acorde.

Llevaba dos días sin comer, solo tomaba café y zumos, miraba a su alrededor en el trabajo nervioso.
Ahora era peor, los dos osos le acechaban en la esquina, cada vez que miraba por la ventana, tenía hambre pero si comía inevitablemente dormiría.
Se miro las manos, ella no le había llamado, ¿donde estaba? su jefe le llamo la atención y el comenzó a discutir, a tal punto llego que le golpeo con la silla y se fue.
Se fue sin cobrar, sin comer y con mucho miedo.
Se fue caminando despacio, sabía que ellos le seguían, lo sabía, lo sabía y de pronto cruzo corriendo, un coche le atropello, su cabeza golpeo contra el suelo.
Murió ……………………..caminaba despacio hasta la puerta de la casa, la mujer no estaba pero el debía entrar, ella le ayudaría, el entro en aquella casa, la puerta se cerró tras el…………………..
A rítmico son.

Se despertó sobresaltado, se había quedado dormido, el silencio de la noche envolvía todo.
Sintió un escalofrió que le recorrió el cuerpo,  se incorporo y de pronto una nausea  le recorrió el estomago, en el suelo tirados estaban sus ositos de la infancia, sus únicos amigos, sus amigos, sus………………….sacudió la cabeza y volvió a mirar, ya no estaba, el móvil se revolvía en la mesa, miro y leyó, escribió.
Te amo
Eres mi esposa,
Mi amante
Mi amiga,
Suéñame,
Suéñate,
Sueña,
Despertaras,
Despertare,
Despierto,

Publico, miro a su alrededor, si ahora ya no había silencio, estaba el teléfono, estaba la televisión, estaba el café.
Se echo a dormir, soñó que al quien le quería robar el amor, a su amada, osos, casas, un pago.
La armonía de una soprano.

Unas suaves manos le acariciaron la cara, una bella mujer de vestido rojo y ojos de color negro, con aquel cabello largo y negro, le miraba y le sonreía.
Un pago, aun me debes un pago………………pero duerme aun te queda tiempo para disfrutar, pronto estarás conmigo en la eterna ciudad de condenadas almas, y de ahí no sale nadie.
Pero ahora duerme, mi niño duerme, tus ositos cuidaran de ti.

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