Las formas de posesión
En las antiguas
culturas egipcia, babilónica, asiria y judaica, se atribuían ciertas dolencias
y calamidades naturales a la acción de los demonios. Para alejarlos, se recurría
a algún conjuro o exorcismo. La cultura occidental recibió estas ideas a través
de la Biblia y del cristianismo primitivo. En el cristianismo, se denomina
exorcismo (del griego ‘exorkismós’, “acto de hacer jurar”, en latín ‘exorcismus’)
a la ceremonia que tiene por objeto conjurar a los malos espíritus,
obligándoles a dejar los cuerpos poseídos o a renunciar a su influencia sobre
personas, objetos, situaciones o lugares. Cuando el objetivo es la expulsión de
demonios, se le llama Exorcismo Solemne, y debe hacerse de acuerdo con fórmulas
consagradas, que incluyen aspersión de agua bendita, imposición de manos,
conjuraciones, señales de la cruz, recitación de oraciones, salmos, cánticos,
etcétera. El ritual católico del exorcismo puede ser también ejecutado por
sacerdotes, pero únicamente cuando éstos son expresamente autorizados por
obispos.
La posesión es un estado o condición en
el que el cuerpo y/o la mente de un individuo están supuestamente poseídos o
dominados por una entidad (ya sea un ser, una fuerza o una divinidad) que le es
externa, o que no se manifiesta habitualmente en las actividades de la vida
diaria. La posesión, considerada como una experiencia de naturaleza psicológica
y social, puede ser verificada individual o colectivamente y tener carácter
inesperado, o estar sometida a algún tipo de control ritual. En diversas
sociedades y culturas, figura como episodio o experiencia central de la vida
religiosa de la comunidad o grupo.
Genéricamente, las formas de posesión se
dividen, para su estudio y mejor conocimiento, en cuatro clases o categorías,
siempre dependiendo del tipo de espíritu que las provoca:
Contagio.- El
espíritu contagioso se ‘instala’ cercano a la persona, aunque su influencia es
pequeña. En estos casos, baños de agua y sal u oraciones suelen alejar y
apartar a este tipo de espíritus inferiores. Generalmente, estos espíritus son
de personas que desencarnaron y que pertenecen a la familia del poseído.
Opresión.- El
espíritu opresivo tiene la capacidad de ‘vampirizar’ y absorber la energía del
individuo. Los efectos son sentidos y percibidos como un cansancio o
agotamiento continuos, deseos de llorar, tristeza… y así como pueden comenzar
en cualquier momento, también pueden cesar repentinamente. En estos casos lo
indicado suele ser utilizar un saquito de color rojo con algún amuleto o
medalla dentro, y siempre junto al cuerpo, para neutralizar la presencia de
este espíritu. También los baños de agua con sal son benéficos en estas
situaciones. La lectura del Salmo 23 es la más indicada de las oraciones contra
los espíritus opresivos.
Obsesión.- Los
espíritus obsesivos consiguen introducirse de una manera tan dominante en el
cuerpo astral del individuo, que pueden asimismo cambiar y alterar la manera o
modo de hablar del mismo y obligarle a hacer cosas que normalmente, en el día a
día cotidiano, esa persona no haría. La influencia de estos espíritus obsesivos
puede ser tan fuerte que las personas poseídas llegan a no reconocer a sus
familiares, parientes o personas próximas de su entorno. Cabe señalar que en
Brasil, por ejemplo, y de acuerdo con el espiritismo o las religiones
afro-brasileñas como la umbanda o el candomblé, existen los fenómenos de
posesión de espíritus considerados ‘adoctrinadores’ y/o iluminados.
Posesión demoníaca.- En estos casos, afortunadamente muy poco
frecuentes, el espíritu se apodera del cuerpo de la persona, haciendo que se
produzcan también, en el exterior, fenómenos de ‘poltergeist’ (conjunto de
fenómenos producidos espontáneamente, y que consisten en ruidos y
descolocamiento de objetos, pudiendo tener una duración indeterminada). El
padre Gabrielle Amorth, exorcista oficial del Vaticano, dice haber realizado
aproximadamente 50.000 exorcismos, pero considera que de todos ellos, solamente
84 fueron posesiones demoníacas auténticas. Afirma este experimentado exorcista
que los síntomas de la posesión demoníaca incluyen una fuerza física
sobrehumana, la xenoglosia (facultad de hablar espontáneamente una lengua que
no ha sido previamente aprendida) y revelaciones de secretos sobre las
personas.
Al margen de estas cuatro citadas
categorías o clases de posesión por parte de espíritus, se producen y son mucho
más frecuentes en nuestros días otros casos de ‘posesión’ o de influencia
espiritual, que también afectan de forma notoria a muchas personas; pero éstos
son causados y provocados por entidades desencarnadas, bajos astrales o
parásitos espirituales. Son casos en los que se unen el contagio, la opresión y
la obsesión, y son por consiguiente mucho más negativos y preocupantes que los
aquí citados. Son causados por entidades y espíritus dañinos y negativos,
muchas gracias, es super interesante.
ResponderEliminarAca en Perú, en la zona de la selva es comun estos casos de posesiones. Generalmente empiezan con la ouija y de ahi uno de los que la hicieron termina poseido, aunque la ciencia dice que eso es algo psicologico, no veo que de psicologico tenga que una niña de 12 años empiece a hablar en lengua extranjera que nunca ha escuchado en su vida.
ResponderEliminarHace años lei un caso de un pueblo de españa alla por los años 50 donde una niña fue poseida y en pleno exorcismo le dijo que la cura que un obrero que refaccionaba la iglesia se estaba cayendo al suelo desde unos 6 metros de altura. y dicho y hecho, luego el cura se entero que un obrero de la iglesia murio justo en el mismo momento que la poseida se lo dijo.
Realmente interesante . Gracias por dejarnos aprender y matar curiosidades. Un saludo
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarLo cierto es que en este mundo hay cosas en este mundo que desafían la lógica.
ResponderEliminarCreo que todo en este mundo tiene explicación aunque ahora no la conozcamos.
hoy en día se sabe que hay universos paralelos, que existen muchos lugares en el cosmos, y se esta hasta cuestionando el famoso big bam, cuando morimos donde va nuestra energia astral=
todo es cuestión de saber o no saber.