domingo, 3 de febrero de 2019

FAVOR POR FAVOR? NO FAMILIA.




No recuerdo como le conocí, pero él me salvo la vida.
Yo tenía 5 años, cuando mis padres decidieron venderme para pagar sus deudas de juego y drogas.
Vengo de un lugar donde se pasa hambre, como todos los lugares.
El viaje fue un calvario, cuando nos trasladaron a Madrid.
Recuerdo que la puja tuvo lugar en un descampado, frente a un cementerio, estoy hablando de 1990.
Recuerdo que había unos hombres, que pujaban desde unos coches, y nosotros subidos en unas cajas sema desnudos apenas contábamos con 12 años el mayor del grupo, un muchacho flaco que provenía de Rumania.
Teníamos hambre y frio, nos alimentaban con unas pastillas y patatas fritas, como llegue a odiar aquello.
Aquella pesadilla fue cambiada por otra, una cruel y fría, los más pequeños fuimos vendidos a un tipo que nos llevó a una mansión, un lugar a las afueras.
Luego nos dieron de comer, comida de verdad y nos dejaron dormir en el suelo.
No entramos más allá de la cocina, yo echaba mucho de menos a mi abuela.
Pero nadie vino, nadie apareció.
Nos trasladaron a un sótano en la misma mansión.
Algunos de los más pequeños salían y no volvían a aparecer.

Yo lloraba muchas noches, pensando cuando me tocaría me vendieron a un tipo, un tipo que me dijo, me adapte y sobreviví hasta los 15 años.
Mi vida no era tan mala, mi nuevo dueño era un magnate ruso al que le gustaba que yo hiciera de muñeca.
Creía que podría comprar mi libertad pero no funciona así puesto que siempre tienes algo que pagar.
Intentaron matarme y digo intentaron porque si no hubiera aparecido aquel ser yo hubiera muerto.
Junto a mí en aquel agujero había más como yo y aquel ser nos salvó, a unos les llevo al hospital pero a mí, me dio la vida.
Me llevo con él, me llevo al lugar donde me vendieron, me enseñó a sobrevivir, tratando de ser como él.
Pero los de su grupo le acusaron de traidor, le dijeron que meterse en cuestiones humanas era condenarles a ser visibles.

Y se le llevaron, yo escape y me escondí hasta que aquella mujer vino a verme, me hablo de liberar a mi libertador.
Y ahora me dirigía a buscarle, para darle alimento.
Cruel, por supuesto que lo soy pero es más fácil comprar sangre que matar humanos sin levantar sospechas.
Así, que espero que nadie me pare mientras llego a ese hotel, donde se hospeda aquel a quien llamo mi salvador.
Yo sé lo que les gusta a los humanos, pero también se lo que me gusta a mí.
No estás solo, mi querido Nosferatum no estás solo. 

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